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La muerte de un extraterrestre

El fin del humanismo -quizás una vieja noticia- es el fin del antropocentrismo, pero también del extraterrismo: es a la vez y más profundamente el fin de la separación, de la pesudolibertad y del extrañamiento de que han sido víctimas los hombres, sus protagonistas. Una noticia ciertamente positiva, pues supone el final de todas las pseudoliberaciones que hemos padecido y el principio de la reintegración de los hombres a la naturaleza que un día abandonaran para inventar -como ya nos ha sido advertido- una naturaleza humana que era -y es- pura extranjerización de los terrícolas: el hombre ya no es un extraterrestre caído por aquí en lugar del omnipotente y divino que otro día cayera, del que quizá aprendió -o quizá no de él- las mañas, para levantar con el polvo de la caída una figura de aire demasiado duradera para su verdadera consistencia evanescente y vana. ¿Acaso no hemos oído siempre que el fin de una cosa es el principio de otra? Pues si el fin de lo que podríamos llamar naturalismo fue el principio del humanismo, el fin del humanismo es el retorno de la complejidad -es muy sencillo- a la vieja e innumerable vida: los terrícolas han vuelto a poblar el planeta, el viento que disolvió al hombre en la Tierra los ha traído de vuelta a casa. El hombre es el polvo del camino y sería deseable que la polvareda no impidiese ver el mundo. Pues lo que también podríamos llamar materialismo o, simplemente, terrismo ha vuelto a la vida después de que el esfuerzo de construir al hombre sobre la naturaleza a la que no contempla más que como su medio ambiente -una cosa meramente ecológica que está fuera de él y ha de cuidar como la ciudad ha de cuidar del campo del que en cierto modo depende- triunfara de una vez por todas después de tantos intentos fallidos y, sin embargo, después de triunfar viera cómo la criatura levantada con tanto éxito caía al suelo para unirse en él con la materia del mundo: la muerte es su muy humana manera de fundirse con la naturaleza e incluso de contribuir a la historia recuperada e incipiente de los hombres, las mujeres, los niños, los ancianos y los demás. La muerte de un extraterrestre que murió de frío por no cargarse demasiado con ropa de abrigo, ya que decía que el aire es bueno y, a pesar de lo que él pudiera creer, vivía a la intemperie: el diagnóstico de la muerte del pobre es más o menos la de cómico suicidio involuntario e inconsciente, como si lo hubiera matado otro e incluso otro fuera el muerto. 

1 comentario

andres -

miren no solo es para aquellos que se siente perseguidos es el caso de nunca acabar las personas que son secuestrada por extraterrestre nadie sabe lo que