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Los republicanos

Campaña de propaganda gratis al monarca

Nosotros somos republicanos porque somos mejores que los reyes, los príncipes, los condes, los duques y los marqueses, que en absoluto son malos, queremos decir, tienen su propio valor: la moral del valor es la única con que podemos medirlos, apreciarlos y superarlos, pues las demás les protegen como si no hubieran nacido de donde el resto. Pero son lo más fuerte que ha dado el pueblo (cuya bondad o maldad, por cierto, puede medirse por su capacidad de soportar la diferencia): ¿o acaso creéis que proceden de la debilidad o que han caído de las nubes? Le diréis lo que os apetezca y os salga de las narices, pero siempre estáis pensando en el rey: y nosotros los republicanos no somos esclavos que están siempre pensando en el señor, quejándose de él, fisgoneando en torno a él, murmurando sobre él y, en suma, culpándolo a él de todos los males reales o imaginarios que sufren -sufrís- sin vigor ni energía, ridículamente, pues ni siquiera habéis conocido a un rey de verdad, un rey casi tan absoluto como un caudillo, uno de los tantos que pretenden reinar popularmente y, según dicen, democráticamente sobre bastantes de vuestras tierras y pueblos y como preludio de su necio reinado rescatan los viejos valores absolutistas que ni los más monárquicos del lugar conservan: ya hay que ser estúpido a estas alturas de la vida para crear o ayudar a crear consciente o inconscientemente un pequeño reino coronado por un presidente tribal elegido por el pueblo que sin duda lo conduciría a la monotonía política, cultural, social, lingüística y económica. Una sola nación, una sola lengua y -si pudiéramos- una sola raza: todo lo que hemos abolido de los antiguos reyes, a los que hemos sometido a valores republicanos modernos, está caduco. Ya hay que ser bobo para transformarse -¡incluso revolucionariamente!- en un súbdito voluntario de los rancios y anacrónicos mitos del clan y de la aldea, por supuesto sin rey o, mejor dicho, con los tales mitos en lugar del rey y los supuestamente menos bobos de vosotros chupando del bote del trono del espectral reino. ¿Ya habéis pensado si le prenderíais fuego a su imagen en tan egregio día? Sois demasiado tontos para verlo, pero mientras tanto quemáis hoy al rey, mañana no le daríais ni agua al presidente más quemado, y pasado mañana le escupiríais con fuego en la mirada al jefe de bomberos que os pidiera ayuda para sofocar el incendio que asola el territorio, porque no os merecéis la república, no os la habéis ganado: sois únicamente los esclavos que no podéis vivir con el señor pero sin él tampoco. Porque la solución es tan fácil que -retorcidos y complicados como sois- no os lo creeríais: no os tenéis que manchar ni siquiera las manos, no tenéis por qué eliminar para nada al rey, basta tan sólo con que os vayáis del reino, que es sin duda la mejor casa en que podáis vivir nunca. Aire, muchachos, aire, que corra el aire. La libertad, como sabéis, está en la calle. Nosotros somos republicanos porque somos mejores que los reyes y nos atenemos a las consecuencias de nuestros actos: ni nos quejamos de la monarquía ni le hacemos campañas de propaganda gratis al monarca.