Blogia
http://FelipeValleZubicaray.blogia.com

El riesgo en la bolsa

Un sistema sin ley ni gobierno

Lo que perjudica al capitalismo, lo que hunde los mercados y arruina las bolsas, no son los escándalos de todo tipo que se suceden en el mundo, sino el hecho de que se los descubra y, con ellos, el capitalismo como un sistema sin ley ni gobierno -más bien porque el que gobierna y legisla es él-: el temor, en el capitalismo, no es más que el temor momentáneo y pasajero a que caiga sobre él el fantástico castigo de un padre que no existe sobre un hijo que ya es adulto, pero juega y hace lo que quiere como nunca, incluso como si fuera realmente inocente de la desaparición de la ley encarnada en la figura del padre, un cadáver que aún aparece dotado de vida y poder, o sea, de gobierno. El temor, pues, consiste en que una cosa tan simple como este descubrimiento se haga por parte de todo el mundo, se mantenga fresco cada día y obligue a actuar en consecuencia: el carácter muchas veces absurdo y hasta ridículo de las crisis del capitalismo, el famoso factor psicológico, quizá proceda de aquí, y su superación del riesgo que entraña obrar de pronto y para el resto sin ningún tipo de reserva ni disimulo como aquel adolescente que mata a su padre y no vive sujeto sino al capricho de su voluntad, es decir, al poder. El que se ocupa del gobierno y la legislación -o sea, él- se conduce como un infantilón al que no le importa parecerlo en todos los aspectos de la vida salvo en el económico, en el que no sólo no presume de hacer lo que le apatece sino que además finge que hace lo que debe según la ciencia que le es propia: opera aquí como un parricida asustado y temeroso sobre el que aún puede caer de pronto la colera del padre que está en los cielos y a pesar de todo todavía le protege. Dios -muerto- salve al -crédulo y mortífero- capitalismo: o lo que ayuda un fantasma, una superstición en torno a un cadáver.