Blogia
http://FelipeValleZubicaray.blogia.com

La única lógica de la situación

La familia no es una cosa que se represente sino otra que se es: si se representase, sobraría con un actor; pero, como se es, con un familiar basta: se es lo que se es, pero no se representa ni por medio de la representación se llega a ser lo que no se es con libertad y sin remedio. Pero no se sigue un guión, no se copia un modelo, no se adapta un original, no se ejecuta un programa de comportamiento: las criaturas se conducen con la plena facultad de elegir sus afectos, movimientos y deseos; se van o se quedan en casa, se deciden a amar o no amar a los suyos, se cambian de padre o de hermanos o se afirman en los que les ha tocado: hasta el nombre se elige, la herencia se rechaza, incluso la genética se modifica. Se modifica por medio del coraje de la libertad, pero también se reproduce o mimetiza con el ingenio de la esclavitud y, sin embargo, no existe un plan en la naturaleza y el del arte no es precisamente el de usurpar la verdad porque se trata de una ficción honesta o una mentira honrada que declara que no es lo que representa sino lo que es, o sea, pura representación cuya esencia es mentir sin engañar, mentir diciendo la verdad, mentir sin identificarse con la mentira, mentir sin ser falso, mentir por el placer de mentir y sin la necesidad de convertir la mentira en verdad y la verdad en mentira: extraño actor, ajeno a las luces del teatro, el que se presta a realizar un proyecto según el cual el familiar no es tal si no se somete a representar el papel ideal que se le impone en principio quizá desde fuera y seguramente en el marco en que se inserta la familia. La familia: un ámbito privilegiado para afianzar un poder que se erige sobre la esclavización de las criaturas al patrón, un poder que obliga a renunciar a la libertad a cada uno y adoptar a todos un comportamiento que no les expresa si no quieren ser castigados a las penas del infierno de la confusión, el absurdo y la exclusión del seno de la familia y la sociedad. El poder carece de una finalidad, de una intención, de un propósito: consiste básicamente en producirse, producir su obediencia, su acatamiento, su sumisión, es decir, su tiranía. Pero hay padres e hijos que se ríen y se pelean, se divierten y se discuten, o personajes de una farsa que, con sus bellas figuras, no se la cree nadie jamás. Y, sin embargo, es en ella, la función del poder, donde se puede hallar la única lógica de la situación.

0 comentarios